Esta es parte de la investigación que hice para el Seminario de Posgrado de Intencionalidad Editorial.
Para los que tengan interés de leerlo, adelante. Pero recomiendo una cierta dósis de ironía antes de hacerlo, sino la tristeza es mayor.
Relaciones Políticas y Económicas de Página 12
Primeros Pasos
Un martes 26 de mayo de 1987, se publicó por primera vez el diario Página 12. Su llegada revolucionó el mercado gráfico tradicional. Con un formato bien delineado, con contenidos relacionados con la centroizquierda progresiva y con una defensa activa de los derechos humanos, acaparó la atención de los lectores, ávidos por consumir un estilo de periodismo trasgresor hasta ese momento.
En Argentina, el gobierno radical de Raúl Alfonsín, enfrentaba su primera crisis institucional debido al levantamiento carapintada[1], que fue uno de los factores que minaron la estabilidad económica y social de una democracia aún débil.
El periodista Jorge Lanata tuvo la intención de abrir un nuevo espacio y realizar un diario de contra información, con un tratamiento más “desacartonado” de la realidad. Su idea era hacer algo similar a lo que ya había realizado en La Posta-Post una sección de la revista El Porteño. También tomó como ejemplo un periódico francés de bajo costo llamado El Pato Encadenado, porque era autogestionado con el dinero de sus ventas.[2]
Entre sus antecedentes en cuanto a estilo, se puede nombrar a la revista Humor, y al semanario El Periodista, ambos de la editorial La Urraca, que dirigía Andrés Cascioli, y también al diario La Razón, antes de su conversión al oficialismo.
El origen del periódico se remonta a fines de 1984. Lanata ya era jefe de redacción de la revista El Porteño, y participaba del equipo de Sin Anestesia, el programa de radio Belgrano que conducía el periodista Eduardo Aliverti.
Fue en ese entonces, cuando se relacionó con algunos guerrilleros sandinistas y ex montoneros que se entusiasmaron con la idea de utilizar los fondos que recibían de Nicaragua, para limpiar la imagen que tenían dentro de la sociedad a través de un medio de comunicación. Militantes del MTP (Movimiento Todos por la Patria) y del ERP, salidos de prisión: Alberto Elizalde Leal, Francisco Provenzano (quien moriría años después en el alzamiento de la Tablada) y el empresario maderero e integrante del Movimiento Judío por los Derechos Humanos Fernando Zokolowicz, fueron parte del emprendimiento.
Entre ambas partes crearon una Sociedad de Responsabilidad Limitada, La Página SRL. Para evitar suspicacias acerca del origen de los fondos guerrilleros, Zokolowicz fue el editor responsable y la cara visible para los negocios, hecho que lo favoreció y le dio el reconocimiento que necesitaba para ascender a nivel económico y en el ambiente de los medios.[3]
Lanata tuvo en sus manos la posibilidad de montar un proyecto casi independiente en donde plasmar sus ideas progresistas. El diario pronto se convirtió en el lugar de encuentro de los intelectuales. Con buenos periodistas y columnistas, como Horacio Verbitsky, Ernesto Tiffenberg, los escritores Tomás Eloy Martínez, Osvaldo Soriano y José María Pasquini Durán. Juan Fresán, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Alan Pauls, Juan Forn, Eduardo Berti, Homero Alsina Thevenet, José Pablo Feinmann y Juan Sasturain; Página 12 se destacó por su tratamiento de la información, sus opiniones y editoriales comprometidas, y por la originalidad de sus tapas.
Nuevos hermanos
El 23 de enero de 1989, el fallido intento de copamiento de La Tablada, dejó un trágico saldo: Provenzano, su mujer Claudia, entre otros civiles, fueron asesinados desde el cuartel en un confuso hecho. Al quedar huérfanos de sponsors, el editor recurrió a financiar el diario mediante la publicidad oficial. Primero fue el intendente peronista Carlos Grosso, después llegaron las grandes empresas y de la mano del gobernador de Córdoba en aquella época, Eduardo Angeloz, se editó Córdoba/12 en 1992, aunque el proyecto no prosperó.
A fines de 1993 la sociedad se transformó en Anónima, e ingresó Héctor Horacio Magnetto, quien encabeza junto a Ernestina Herrera de Noble, el holding Grupo Clarín. En el libro Grandes Hermanos, alianzas y negocios ocultos de los dueños de la información; su autor, Eduardo Anguita, plantea que el traspaso del medio estuvo signado por el misterio. La versión más creíble, es la que dice que la adquisición fue a través de un leasing, especie de alquiler por el cual Fernando Zokolowicz siguió teniendo el control y las decisiones editoriales.
La modificación de la estructura económica del diario repercutió en su intencionalidad editorial. El alejamiento de Jorge Lanata, que no estaba de acuerdo con el rumbo que había tomado el medio; dio como resultado la asunción del subdirector de Página 12, quien también había participado en su fundación. El sociólogo Ernesto Tiffenberg desde entonces ocupa un puesto privilegiado.
El 3 de mayo de 2007, cerca de cumplir 20 años de trayectoria, la Casa América Catalunya, cuyo directorio comparten los gobiernos de España, Barcelona y Catalunya; le entregó a Página 12 el premio anual a la libertad de expresión por su “rigor y profesionalidad puestos al servicio de la justicia y los derechos humanos”.[4]
Tiffenberg agradeció el premio:
“En nombre de la dirección del diario, que comparto con Jorge Prim y Hugo Soriani, y en el de todos los que lo hacen e hicieron a lo largo de estos ya eternos veinte años”. Pero también se propuso hacerlo extensivo “a todos los organismos de derechos humanos de mi país, que –me parece– también son verdaderos merecedores de este homenaje”.
“Sólo los condenados o los locos aceptaban unirse a la aventura. Ni siquiera nos propusimos hacer un diario de los derechos humanos. Simplemente nos salió un diario de los derechos humanos porque los derechos humanos encontraron en nuestras páginas el espacio para dar testimonio, para discutir y para expresarse, que hasta entonces les era negado en los otros medios.”
Sin embargo, el diario que aún hoy pone su acento en la defensa de los Derechos Humanos, y que todavía publica las fotos de los desaparecidos durante la última dictadura militar, es uno de los diarios más cuestionados de la Argentina.
Alianzas y estrategias
Durante la década menemista, Fernando Zokolowicz, el editor responsable de Página 12 -diario que adquirió su prestigio por cuestionar el poder y mantener viva la memoria-; se relacionó y formó sociedades, con empresarios y funcionarios provenientes del mismo entorno que desde el medio se criticaba.
Germán Luis Kammerath Gordillo, quien fuera designado responsable del área oficial de comunicaciones, otorgó el espectro radioeléctrico de manera ilícita, y sin llamado a licitación, como una millonaria devolución de favores. El servicio, que debía ser administrado por el Estado, se regaló tanto a las grandes empresas (Clarín, Telefónica y Telecom), como a particulares. Zokolowicz fue uno de los beneficiados con ocho licencias gratuitas entre 1997 y 1999.
También hizo negocios en 1998 con Maria Julia Alzogaray, la secretaria de Recursos Naturales luego juzgada y condenada por enriquecimiento ilícito. La revista Cites Conservación y Management, relacionada con el tema del medioambiente, tenía el objetivo de establecer una consultora que fuera referente a nivel internacional y que pudiera quedar facultada para dar certificados de cumplimiento de normas ambientales. El negocio no prosperó pero la ingeniera Alzogaray, tuvo en cuenta a Zokolowicz, para la realización de un diario informativo durante la Cuarta Conferencia sobre Cambio Climático en la cual se pagaron sobreprecios de hasta el 6 mil por ciento.
En el rubro artístico, el empresario se había involucrado a principios de los 90’ a través de Aleph Producciones con la realización de videos, documentales y la producción de películas. Una de ellas fue la vida del Che, dirigida por Juan Carlos Desanzo, y Operación Fangio, de Alberto Lecchi, ambas en coproducción con Cuba. Pero tiempo después, vendió su productora al Grupo Uno, de Vila y Manzano y quedó como director general. El ex ministro del Interior menemista, José Luis Manzano, que se había relacionado con el grupo de medios anticastristas de Miami, Mas Tec, los había persuadido para invertir en los medios argentinos.
Daniel Vila, era el principal responsable del Grupo Vila, propietario de la señales de cable de Supercanal (con negocios en diversas provincias argentinas, la República Dominicana y Bolivia), el Diario Uno, de Mendoza, La Capital de Rosario y varias radios. El director del grupo Vila era José Luis Manzano, quien también había sido acusado de corrupción y se había autoexiliado en Estados Unidos por una temporada.
Más negocios turbios
En 1995 Supercanal se había convertido en el tercer operador más importante de Argentina. Una investigación de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), encabezada por su titular, Rafael Bielsa, en el año 2001; analizó las “supuestas” maniobras de lavado de dinero en la compra de medios de comunicación. La investigación de la Sigen se centró en el otorgamiento de licencias al multimedio de Daniel Vila y José Luis Manzano, que entre 1994 y 1999 habría realizado negocios por más de 600 millones de pesos.[5]
Pero la asociación que causó más sorpresa, incluso entre los integrantes de Página 12, fue la de Fernando Zokolowicz con Daniel Hadad en la compra de Canal 9 al grupo Telefónica. El periodista Horacio Verbitsky, en un artículo escrito durante el gobierno kirchnerista, explica:
“La empresa española vendió el canal en julio de 2002 a un consorcio en el que Hadad tenía como socios visibles a Fernando Sokolowicz y al corredor de negocios del Grupo Meller, Benjamín Vijnovsky.
En noviembre de ese mismo año un fallo de la Corte Suprema de Justicia ordenó pagar al Estado 400 millones de pesos a Meller, de donde debían obtenerse fondos para financiar la campaña presidencial de Carlos Menem, cuyos cortos de publicidad produjo Hadad. En el momento de la operación, Hadad&Cía entregaron 3 millones de dólares a Telefónica y se comprometieron a pagar otros 9. La situación se complicó en mayo de 2003: Menem se retiró de la puja electoral cuando todas las encuestas indicaban que no obtendría un voto más que el 24 por ciento que lo había preferido en la primera vuelta y tres semanas después el canal 9 se declaró en convocatoria de acreedores. Desde que Hadad se hizo cargo del canal, la presencia de Moneta fue evidente, aunque recién un año después intentó blanquearla. La operación de compraventa se había hecho “a tranquera cerrada”, es decir que los compradores asumían tanto las deudas como los créditos pendientes de cobro que tuviera Telefónica y ambas partes renunciaban a cualquier reclamo posterior.”[6]
Zokolowicz vendió su participación un año después, y dejó atrás sus negocios con la derecha más extrema, pero la credibilidad del diario fue debatida. Los periodistas de Página 12 se unieron para realizar una solicitada en la que manifestaron su desacuerdo por esta sociedad y aseguraron que la línea editorial del diario no se modificaría.
Sin embargo a la fecha, no se han registrado cambios en el mapa financiero. Los propietarios de los medios son los mismos. Tanto Zokolowicz, como Hadad, Vila y Manzano, continúan expandiendo su participación en los medios.
Los mendocinos además de tener acciones en el canal América son poderosos empresarios también en otras áreas.
A través del desconocido grupo Ketsal, Daniel Vila, Alfredo Vila Santander y José Luis Manzano se convirtieron -junto a Omar Álvarez- en los principales accionistas de Edemsa, la mayor distribuidora de energía eléctrica en Mendoza. También mediante Ketsal, los hermanos Vila y Manzano luchan por quedarse con dos de las cuatro áreas petroleras secundarias que la administración de Julio Cobos licitó en 2006 y que aún no tiene definición. Para ello se asociaron a Cliveden, una petrolera con casa central en Ginebra y que centraliza su actividad en África. El consorcio se presentó a licitaciones en Mendoza, Río Negro, Salta, La Pampa y Chubut, donde ya ganó tres concesiones. [7]
La impunidad con que realizan negocios y adquieren la concesión de los servicios públicos, supone que poseen una conducta intachable, o que todavía no se ha investigado lo suficiente. La relación cercana y conveniente de José Luis Manzano con el ministro de Planificación Julio De Vido, mano derecha del presidente Kirchner quizás sea la clave. En su libro La simulación, Rodolfo Terragno le atribuye al actual mandatario y a De Vido gran protagonismo en la privatización de YPF, en 1993, durante la presidencia de Carlos Menem. Para probarlo, aporta copia de documentos que firman Cavallo, Manzano, Kirchner y De Vido. Cuenta como fue el procedimiento para que las provincias petroleras involucradas (Santa Cruz y Mendoza) firmaran un acuerdo con los españoles que compraron la totalidad de las acciones por un valor de 14 mil millones de dólares. El negocio del petróleo, sigue siendo un punto de encuentro.